La propuesta del legislador se enmarcaba dentro de la denominada propuesta de desarrollo integral del Alto Bio Bío que después, con cambios y modificaciones, tomó la forma de Área de Desarrollo Indígena (ADI), primera que se puso en marcha en el país. El vamos le correspondió al entonces Presidente Eduardo Frei a fines de marzo de 1997, durante la inauguración de la central Pangue.
Este mecanismo implicaba la focalización de la acción pública, lo que se materializó en proyectos emblemáticos como la electrificación del territorio, mejoramiento de postas de salud y escuelas, el desarrollo del turismo.
Sin embargo, otras propuestas anunciadas hace seis años siguen en compás de espera, como, por ejemplo, la entrega de 300 viviendas sociales (sólo se ha entregado una parte) y la construcción del Liceo Politécnico de Ralco.
Pero la idea de la comuna tomó vuelo en enero del año pasado cuando se iniciaron las conversaciones entre Endesa Chile con las cuatro familias pehuenches que rechazaban entregar sus tierras para la central Ralco, las cuales eran intermediadas por el Gobierno a través de la Subsecretaría de Desarrollo Regional. Esto, valga decirlo, después que los afectados presentaran una demanda contra el Estado chileno en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA por atropellos a los derechos humanos.
Fueron estas familias, durante una reunión realizada en Los Ángeles, las que hicieron una expresa petición en esta línea en el marco de su paquete de propuestas de interés general presentado a la autoridad.
La idea tomó fuerza en los meses siguientes a tal punto que la propuesta fue incorporada, en diciembre pasado, al proyecto de ley del Gobierno para crear nuevas comunas.
En el Congreso, la iniciativa navegó por canales poco expeditos (de hecho, se demoró más que las otras tres comunas propuesta) hasta salir aprobada.
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