Así sería una traducción libre de la expresión mapudungún “Pucón-Mahuida” que da el nombre al paso fronterizo situado hacia el interior de la comuna de Alto Bio Bío.
Porque efectivamente el hito que separa a Chile y Argentina está al final, hacia adentro, siguiendo la huella por un amplio valle de fangales por el lado chileno y coronado por una pronunciada curva de un par de kilómetros de extensión, que rodea una de las laderas del volcán Copahue, antes de llegar a la frontera.
Pero esos caminos de vegetación baja son el epílogo de un viaje fascinante, en medio de la más exuberante naturaleza, salpicada de montañas, bosques milenarios, ríos y lagunas de agua cristalina y la tradición ancestral de la cultura pehuenche que se mantiene prácticamente intacta a través del tiempo.
Es ese elemento el que le otorga a toda esa zona una plusvalía que no tienen otros territorios fronterizos desde la zona centro hacia el sur del país. Porque pasos limítrofes hay varios, algunos autorizados y otros que esperan su oportunidad, pero el marco cultural que subyace en Pucón-Mahuida le brinda un valor inconmensurable para su habilitación.
Y ese este mismo elemento el que está tomando el alcalde de Alto Bio Bío, Félix Vita Manquepi, para posicionar el paso fronterizo dentro de las prioridades de su gestión, pese a que recién apareció en escena hace un par de años.
Con el apoyo de su colega, el intendente de Caviahue-Copahue, Oscar Mansegosa, la idea es habilitarlo para el tránsito internacional en uno y otro sentido, llevando por delante la bandera del turismo como palanca de desarrollo de ambos territorios.
Para los ediles, la puesta en marcha de Pucón-Mahuida abre un mundo de ventajas, principalmente por la posibilidad de explotar aquello que generosamente ha dejado la naturaleza en las montañas, a través de la puesta en marcha de circuitos turísticos.
Para la parte argentina, se trata de una opción más que interesante para los cerca de 50 mil visitantes de todas partes del mundo que, año a año, llegan a Caviahue-Copahue, reconocido por sus complejos termales y centros de esquí.
De hecho, según Mansegosa, el 60% de los visitantes pasaría a Chile pero por una vía de comunicación más cercana. Ahora, la opción más cercana es Pino Hachado, por Lonquimay, pero su distancia hace desistir a los potenciales viajeros.
Y lo que no tiene el territorio trasandino, lo aporta la contraparte chilena.
Para Alto Bio Bío, es una oportunidad para aprovechar el potencial paisajístico y étnico, dado por una naturaleza generosa y la presencia de comunidades pehuenches que mantienen prácticamente intactas sus tradiciones y costumbres ancestrales.
También es una oportunidad para que los visitantes trasandinos puedan hacer recorridos más largos por el territorio chileno, que no sólo lleguen hasta esa zona y después se vuelvan, sino que también arriben a ciudades más importantes, como Los Ángeles o Concepción, aprovechando las distancias más cortas.
Pero el edil de Alto Bio Bío sólo pone un requisito esencial para continuar con esta iniciativa: que se respete la voluntad de las comunidades indígenas de ambos lados de la cordillera, en orden a dar las autorizaciones necesarias para realizar los trabajos que se deban ejecutar para mejorar los caminos.
En esta línea, el intendente Mansegosa declaró que el trabajo se encuentra bastante avanzado a nivel de autoridades del gobierno provincial y nacional “pero, por sobre todas las cosas, con la comunidad mapuche de Millaín Currical, propietaria de las tierras donde pasará esta vía de comunicación”. Ya existe un acuerdo que compensará el aporte de la franja caminera con importantes extensiones de tierra para ese grupo indígena.
Y es que justamente los caminos ahora son el principal obstáculo para la consolidación de esta alternativa. En ambos territorios es necesario realizar fuertes inversiones para dejar en condiciones los tramos finales.
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